Cuanto más pienso en la
práctica educativa y reconozco la responsabilidad que ella nos exige, más me
convenzo de nuestro deber de luchar para
que ella sea realmente respetada. Si no somos tratados con dignidad y
decencia por la administración privada o pública de la educación, es difícil
que se concrete el respeto que como maestros debemos a los educandos.
En
España, la profesión del docente no es tan respetada como en otros países. ¿No
es sorprendente que desde que la OCDE comenzara en el año 2000 a elaborar su informe
PISA, Finlandia ha acaparado los primeros
puestos del podio en Europa por su excelente nivel educativo?
Los
finlandeses consideran que el tesoro de la nación son sus niños y los ponen en
manos de los mejores profesionales del país», destaca el ex-director del
colegio Claret de Barcelona. Para ser maestro se necesita una calificación
de más de un 9 sobre 10 en sus promedios de bachillerato y de reválida y se
requiere de una gran dosis de sensibilidad social (se valora su
participación en actividades sociales, voluntariado...)
Cada
universidad escoge después a sus aspirantes a profesores con una entrevista
para valorar su capacidad de comunicación y de empatía, un resumen de la
lectura de un libro, una explicación de un tema ante una clase, una
demostración de aptitudes artísticas, una prueba de matemáticas y otra de
aptitudes tecnológicas. «Son las pruebas más duras de todo el país»,
asegura Melgarejo. Al proceso de selección le sigue una exigente licenciatura y
periodos de prácticas.
No es
de extrañar que los profesores estén muy bien considerados socialmente en
Finlandia. «Es un honor nacional ser maestro de Primaria», aseguró
el pasado 25 de septiembre en Madrid Jari Lavonen, director del Departamento de Formación al
Profesorado de la Universidad de Helsinki.
Harri Skog, secretario
de Estado de Educación de Finlandia desde 2006, resumía en una frase la importancia
de este proceso: «La educación es la llave para el desarrollo de un país». Por
eso el país nórdico dedica del 11 al 12% de los presupuestos del estado y los
ayuntamientos a financiar este modelo de educación. «Es una política
inteligente que les está dando fruto», considera Melgarejo, sin las presiones
de Corea o Japón, otros países destacados en PISA.
Sin
embargo, en nuestro país, los maestros no son tan bien considerados. Se refleja
muy bien este pensamiento en el dicho popular: “trabajas menos que un maestro de escuela”. Cuando la mayor parte
de la ciudadanía nos mira de esta forma, difícilmente nos vamos a mirar
nosotros mismos como unos profesionales influyentes en la sociedad.
Realizamos
una entrevista a un docente de la Universidad de Sevilla en el 2012 que nos
transmitió una serie de ideas muy interesantes. << Yo creo que todos
deberíamos cambiar el chip, olvidarnos un poco de lo difícil, de todo el peso
que tenemos encima en cuestiones administrativas por las que nos debemos regir
y pensar que al final, a fin de cuentas, estamos formando a
profesionales>>- comienza I. <<Es el producto más inmediato que
vemos: los profesionales que van a estar formados y que ellos van a ir a la
sociedad. Esos son los futuros educadores, porque además, no estamos en
cualquier carrera, estamos en una facultad en la que estamos educando a futuros
educadores o pedagogos, de pedagogía o de magisterio, me da igual. Van a ser los que van a estar en las aulas, y
van a comenzar otra vez el ciclo que hace que la educación sea de una manera o
de otra. Ellos van a ser los que vayan a las aulas, o de primaria o de
institutos. Desde las aulas es la mayor influencia que reciben los alumnos y en
las aulas va a ser al final, estemos más de acuerdo o menos, en el sistema
educativo es la base de todo. Es lo que, aunque no se den cuenta hoy en día, es
lo que da más dinero a un país. El sistema educativo y cómo estén formadas las
personas a través de ese sistema educativo.
[...]
A lo mejor es una cosa con la que algunas personas no estarán de acuerdo, pero
yo pienso que el sistema empieza en la universidad. Porque tú en la universidad
puedes cambiar a los alumnos, las formas de ver las cosas, puedes enseñarles
nuevas prácticas que luego ellos van a llevar a las aulas, pero es muy difícil
cambiar desde las aulas si hay un sistema educativo muy tradicional. Tú
necesitas enseñarles a esos profesionales, tú no puedes cambiar a los niños,
entonces son los profesionales los que
tienen que deben tener una visión distinta de las cosas.
Porque
ser hoy en día un maestro parece que es no tener nada, y realmente, los
maestros somos una parte muy importante de la sociedad, porque todo el mundo
pasa por nosotros, los maestros y pedagogos. Todos los que van al sistema
educativo pasan por nosotros.
Nosotros
somos los que podemos tocar y tener cerca a toda la sociedad.
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